jueves, 30 de junio de 2011

Introducción.

Por primera vez algo cambiaba en mi vida, pasé de arrastrarme lentamente por el suelo a alzarme sobre los demás, por primera vez en mi vida, yo era el que pisaba y no el pisado. El mundo estaba en mis manos, pero por alguna razón siempre me han llamado: `` Jack,dedos de mantequilla´´ así que es normal que de nuevo acabaran pisándome, deje que el mundo se cayera y que se partiese en mil pedazos, ahora el mundo es mi enemigo y mis  amigos son mis herramientas, alguna que otra persona me respeta, pero en general todos me odian y le ponen precio a mi cabeza. Es irónico que al intentar mejorar el mundo , lo acabara destruyendo del todo, quería librarme de los ricos engreídos  y acabé siendo uno, quería terminar con los políticos y ahora no hago más que criticar y prometer, me parece irónico que todo lo que odiaba ...acabara completando mi ser , a lo mejor desde mi primer día de vida ya estaba escrito mi destino, o a lo mejor me equivoqué con todas las decisiones que tomé, pero eso da igual porque mi vida cambió cuando aquella mujer me ofreció pisar a todos aquellos a los que odiaba, mi vida  cuando aquella mujer morena , moderna, con traje ceñido y masculino, me prometió en sólo una frase un destino que todo el mundo envidiaría, aunque ahora soy yo quien envidio a los demás: Serás el dueño de todo si aceptas. Esa desición marcaría mi futuro y el del mundo, el poder pudo conmigo y sin intentar excusarme, esa mujer dejó el destino del mundo en mis manos y yo como siempre...acabé fastidiándola.
       Una tarde mientras observaba las ruinas del planeta, un joven, de unos dieciseis años se acercó a mí, y me reconoció, pero a diferencia de todos...los encontronazos anteriores, el joven, me miró perplejo, sus grandes ojos seguían todos mis movimientos, se acercó a mí compasivo y me lanzó la caltimplora que colgaba de uno de sus bolsillos, la cogí y asentí en señal de agradecimiento, el joven miró mis ``herramientas´´ que colgaban en el cinturon intentando evitar cualquier enfrentamiento, ya que sabía de antemano que acabaría perdiendo.

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